lunes, 19 de octubre de 2009

LUCHANDO CONTRA EL VIENTO : TRATANDO DE PESCAR LENGUADOS CON MOSCA

Vista de pozón de orilla en Caleta Pajonales. Fotografía Jorge Thomas

Después de más de un mes sin visitar la costa, el Sábado 17 de Octubre enfilé a Caleta Pajonales, alentado por los informes que reportában que hace dos días el mar estaba entre bueno y “al palo” como dicen en Huasco.

Cuando pasé por Caleta Totoral la playa se veía muy tranquila y casi me desvío, pero pensé si aquí está bueno el mar, en Pajonales debe estar igual, o mejor. La ansiedad por llegar me hizo acelerar un poco más, aunque un coletazo del vehículo producto de arena suelta en el camino, me hizo mantener la calma.

Ahora, con un letrero caminero bien claro, no había por donde pasarse. Los 7 Kilometros desde la carretera hasta la playa se hicieron interminables. Cuando llegué, tipo 8:30 horas, había un pescador solitario y me dirigí raudo a la playa, un poco para asegurarme que el mar estaba tranquilo y otro poco para conversar con el pescador.

Apenas divisé las pequeñas olas me di cuenta que el mar estaba ideal y entonces partí hacia donde estaba el pescador, pero algo en el sector sur de la playa desvió mi atención.

Una aleta dorsal gris oscura,… un delfín pensé, aunque también podría ser una pequeña ballena, de unos 4 metros de largo ….

Se movía parsimoniosamente y cubría un amplio rango, abarcando casi toda la playa. Me devolví a la camioneta para avisarle a Claudio Espinosa que cubriera el evento, así que lo saqué de su letargo y partió a sacar una foto, lo cual no era fácil dado que rara vez asomaba algo más que la punta de su aleta dorsal. Investigando en Internet, después pude determinar que efectivamente se trataba de una ballena piloto, ya que su longitud estaba en el rango y además su cabeza era redonda y la aleta dorsal se encontraba posicionada en el primer tercio del cuerpo….

Ballena piloto retozando en Caleta Pajonales. Fotografía Claudio Espinosa
En vista del acontecimiento, estaba claro que la pesca se limitaba al extremo Sur de la playa y los roqueríos de ese borde y al extremo Norte, que suele ser la mejor parte del playa.

Aprovechando que la pleamar era a las 9:30 horas, partí a las rocas del lado sur y me instalé sobre una de ellas, casteando con una mosca con anzuelo en tándem, de colores un tanto más oscura que las utilizadas anteriormente. Se veía actividad en la superficie, pero claramente no eran lenguados. Varias veces llegué al sector donde se veían peces alimentándose, pero ninguno tomó la mosca.

A poco andar aparecieron dos niños de unos tres años, un niño y una niña que parecían ser hermanos, y al poco rato empezaron a interferir con el casteo, colocándose atrás mío, al costado, o cambiándose de posición rápidamente, para finalmente empezar a tirar piedras al agua mientras gritaban como gaviota borracha …

En fin, comprendí que no sería fácil pescar ese día…
Entre la ballena y las gaviotas la cosa no funcionaba.

Dejé entonces la posición en las rocas y partí hacia una plataforma que hace las veces de muelle, de buena profundidad aunque con fondo de rocas, pensando que no me seguirían. Pero me equivoqué. Los dos niños partieron corriendo detrás de mí y el niño se arrepintió a medio camino. La niña fue más persistente y llegó hasta el final; no fue posible convencerla que sus papás se iban a enojar con ella y la iban a castigar. Después de estar un rato casteando vi actividad en la superficie a unos treinta metros de la costa, pero aunque alguna vez llegué, no tomaron la mosca. Aparentemente se trataba de un cardumen de jureles.

Debido al peligro de que la niña se cayera al agua, opté por abortar la pesca y devolverme caminando. Los niños me siguieron casi hasta la camioneta. En la playa se unieron a otros niños que insultaban a la ballena, gritándole .."ándate ballena #@#@" .., al tiempo que tiraban piedras y ladraban los perros.

Esta es la mía pensé y partí al extremo norte de la playa. Pero a poco andar me encontré con seis pescadores que habían aparecido de la nada, en dos camionetas. Ante ésto y siendo ya las 11:00 horas y con un viento arreciando, decidí partir a Caleta Totoral, sabiendo que el viento sería aún más fuerte.

Mientras viajaba, pensé que a pesar de todo, la interacción con los niños y el hecho que me hubiera transformado en un imán para ellos, aunque había conseguido frustrar mi pesca, no me molestaba mucho. El haberme relacionado con un alma de niño, tan básica y tan primitiva, me hacía recordar mi propia niñez y mi propia timidez, que obviamente estos niños no sufrían.

El ser humano tiene la naturaleza de sociabilizar y no hay que inhibírsela, y menos a un niño….

Y cuando ya pensaba volverme para la casa, llegamos al destino y la porfía pudo más. Y es así que incomprensiblemente me encontré en Caleta Totoral con mi traje de pesca completo, acompañado con un ventarrón de aquellos como para encargarlo. A pesar de todo, el agua presentaba un bonito tono turquesa.
Playa Caleta Totoral vista desde sector alto. Fotografía Jorge Thomas


Por si acaso intenté castear, encontrándome con la sorpresa que con un poco de entrenamiento podía aprovechar el viento para colocar la línea a una buena distancia, ya que el viento corría de Sur a Norte, en un ángulo de 45º aproximadamente. Ya casi en la bajamar, y con un marcado escalón producto del reventón de una única ola y de la resaca posterior, comencé a lanzar sin ninguna esperanza, más bien aprovechando para aprender a castear en situación extrema de viento.

Y fue a los pocos minutos, que en un pozón de orilla, un lenguado tomó la mosca, siendo mi premio para tan historiada salida. No medía más de treinta centímetros, pero la luchó como si tuviera más de cincuenta, retorciéndose y tratando de pegarse al fondo y hasta sacó un poco de línea. Venía enganchado por el costado del hocico, en el anzuelo de atrás.

Como hizo una bonita pelea y además tomó una mosca que yo no había probado, se ganó su libertad arrancando rápidamente cuando fue devuelto al agua. La gracia de pescar con mosca es que la lucha se siente directamente, sin interferencias de plomos ni carretes y además, no cuesta nada sacar el anzuelo.

El fotógrafo oficial nunca despertó, así es que solamente el lenguado posó para la posteridad….


Lenguado sacado con mosca en Caleta Totoral. Fotografía Jorge Thomas

La mosca la construí colocando dos anzuelos en tándem, con el anzuelo trasero invertido. A continuación se detalla la receta de atado :

Anzuelos : (2)Mustad 3407, o Daiichi 2546, atados en tandem con monofilamento 0.60mm
Cuerpo : Monofilamento 0.60mm
Alas : Sucesivas capas de Icelandic Sheep Hair gris; supreme hair gris claro; icelandic sheep hair negro y flashabou azul eléctrico. En los costados, flashabou perlescente.
Garganta : Supreme Hair rojo y sobre éste Streamer hair, o lana, color rojo
Ojos : fabricados de cinta reflectante dorada, pegados a la cabeza.
Cabeza : De hilo hasta dar forma y posteriormente bañada en resina epóxica.

M osca utilizada en esta aventura. Los pelos o fibras se pueden reemplazar por otros materiales más a la mano. Lo importante es que la mosca tenga acción. Fotografía Jorge Thomas


De regreso a casa, pasamos a visitar un lugar al Norte de Carrizal donde abunda el famoso cactus Copiapoa (Copiapoa Copiapoa Carrizalensis) y fotografiamos parala posteridad los cactus en plena floración.

Famoso cactus Copiapoa. Se ubica solamente en las cercanías de Carrizal y crece en racimos. Su flor es de un amarillo intenso. Fotografía Jorge Thomas

Y eso fue todo ???

Parece que si, o hasta la próxima ....
Jorge Thomas
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