lunes, 22 de marzo de 2010

PESCA DE LENGUADOS : ¿DÓNDE ESTÁN LOS GRANDES?


El día Viernes 19 de Marzo en Huasco el mar estaba tranquilo, pero siempre cabe la posibilidad que se descomponga al día siguiente.

Con esa posibilidad rondando, no quedaban muchas alternativas. Por lo mismo, el Sábado 20 decidí ir a Caleta Totoral. La baja estaba prevista para las 7:00 hrs, cita imposible de cumplir. Como mucho podría estar en el agua pasadas las 8 de la madrugada.

Me preparé días antes consiguiéndome pejerreyes, pero sin renunciar a pescar con mosca. Como ninguna salida solitaria anterior, hace días me preguntaba ¿y dónde estarán los lenguados grandes?, porque si bien es entretenido pescar aunque sean chicos, un lenguado grande y luchador aporta la adrenalina que un pescador necesita para vencer el sacrificio de madrugar.
¿Y quién me saca la foto si pesco algo grande?, me preguntaba. Y yo mismo me contestaba que esa posibilidad no se daba hace mucho, y no tenía por qué darse ahora. y si pasaba, seguramente preguntaría ..¿y dónde está el fotógrafo?

A las 8 de la madrugada estaba en Caleta Totoral. Otra vez tenía la playa para mí solo. El mar no estaba muy tranquilo y decidí una vez más partir con mosca. Para esto elegí el siguiente equipo :

Caña mosquera G.Loomis Nativerun 8WT GLX, de 9’
Carrete Fin-Nor N°2
Línea mosquera Teeny TS 350, con leader de 0,40 mm.
Mosca con 2 anzuelos en tándem, diseñada por mí y que imita una sardina

Exploré toda la playa hasta donde era posible, ya que el sector de más al Norte para variar estaba muy peligroso. Recorrí varias veces los pozones hasta que como a las 9:30 hrs logré enganchar un lenguado, que dio batalla como si fuera grande. Igual lo trabajé un poco y con ayuda de la ola lo saqué a tierra para la tradicional foto. Era un sano y robusto lenguado, que la luchó como adulto a pesar de no medir más de 35 cm y que fue devuelto al mar.


Y en este punto quiero hacer una reflexión: La pesca con mosca en el mar tiene serias limitaciones, sobre todo si no te puedes meter al agua, o no tienes una línea más apropiada como son las Shooting Tapers. Pero por otro lado, a diferencia de la pesca tradicional, por más pequeño que sea el lenguado, siempre será posible sentir la tomada de la mosca y la lucha será directa, ya que el carrete no cumple una gran función más que almacenar la línea. En la pesca con mosca no existen las dudas ¿será un lenguado, o será que pasé a llevar un huiro?. Aquí se siente cualquier picada, por muy sutil que sea, ya que no hay interferencias.

Entre el pescador y el pez, solo existe la línea.

Y es por esto que siempre busco primero con mosca y después, si el mar se pone malo, sigo con equipo tradicional, ya que con equipo mosquero será imposible lanzar tan lejos como se requiere.

Pasaron las horas y llegadas las 10:30 hrs el mar estaba tan golpeador que los lenguados debieran haberse corrido más adentro, donde no los golpearan las piedras que arrastraba la corriente. A todo esto, ya habían pasado 3 horas y media después de la baja. Por esto, decidí cambiar a mi fiel equipo de mar :

Caña Berkley Graphite Cherrywood, de 9’
Carrete rotativo Ambassadeur 6500A
Hilo multifilamento Sufix, de 0,32 mm
Armada de 0,50mm, de 1 pejerrey, con plomada de 50 gr

Recorrí varias veces la playa llegando hasta el final. Al igual que la semana pasada, a medida que se acercaba la marea alta, el mar se ponía cada vez más hostil.

Recién a las 12 hrs enganché mi primer lenguado con carnada. La captura la logré lanzando lo más lejos posible, montado en los montículos de piedra formados por la fuerte correntada y recogiendo a velocidad moderada, aprovechando la corriente en contra. Era tan fuerte la corriente que se sentía como un picotón, pero en realidad era la corriente inversa previa a la formación de una gran ola.


Con este escenario, la cantidad de picadas falsas fue muy grande, hasta que logré dar con un pozón en que un lenguado fue a cazar mi carnada y casi no fue necesario contar, ya que arrancó inmediatamente. Igual lo esperé unos segundos y después lo clavé. Dio una bonita lucha. Era como de 30 cm, posó para la posteridad y se devolvió para la casa.

Donde hay uno, hay dos, como dice Patricio Cortés-Monroy así que lancé donde mismo y saqué otro lenguado del mismo porte y como era amigo del anterior, también lo mandé para la casa. Ya eran las 12:10 hrs.


Me corrí más hacia el sur y lancé nuevamente; el reloj marcaba las 12:30 hrs. Muy cerca de la orilla, en un profundo pozón sentí un picotón y después unos pequeños tirones, seguidos de calma. Le dí un poco de tiempo y clavé. Sentí inmediatamente la pequeña lucha de un lenguado menor.

Pero la verdad, nunca pensé que fuera tan menor. Le saqué una foto posando al lado de mi mano. El lenguadito, que apenas sostenía el anzuelo en el labio, midió 17 cm. Después de la foto oficial, lo mandé para la casa por agrandado.

A las 12:40 hrs enganché otro, que picó sutilmente, colgándose de la armada y procesando el pejerrey con toda calma. Esperé unos segundos y le mandé la clavada. Un lenguado al otro lado se retorcía buscando su libertad. Tenía como 35 cm, pero no dio mucha batalla. Después de un rato y previa fotografía de rigor, lo mandé para la casa por fome.


La pleamar era a las 13:25 hrs, por lo que el mar estaba cada vez más agitado.

Hice una pausa y me senté entre las piedras a descansar. El mar estaba tan malo que no valía la pena insistir. Además el viento empezaba a asomar. Descansé algunos minutos y aproveché de cambiar la armada poniendo un anzuelo un poco más grande y un pejerrey de mar, sin cabeza y sin guata, que embarrilé minuciosamente con elástico rojo en el símil de cabeza. Mientras lo hacía, volvía a pensar ¿dónde estarán los lenguados grandes? ¿será que hay que meterse en bote y pescarlos en la zona anterior a donde se forman las olas?

Y en esa disquisición me encontraba cuando inesperadamente se produjo un instante de calma que me hizo parar como un resorte, meterme al agua y lanzar lo más lejos que pude, para luego salir arrancando de la ola que se aproximaba amenazante, como un tsunami....

Logré subir gateando a uno de los tantos montículos de piedra y empecé a recoger, y transcurrido unos segundos sentí como una succión de la línea. Me tomé el tiempo y solté el freno, bajando la puntera de la caña.

Al cabo de un instante, con la mano tensé levemente la línea hasta sentir unos tiritones al otro lado. Le di un poquito más de tiempo y empecé a recoger con la mano hasta sentir la tensión de la línea. Seguían los tiritones pero eran bastante fuertes. Seguí con la línea levemente tensa hasta que sentí que el lenguado arrancaba unos metros hacia adentro y luego otros metros más. Le di toda la línea que me pidió y volví a tensar con la mano, para después reponer el freno y tensar.

Pegué entonces la clavada violenta, olvidando que el multifilamento no tiene memoria y no necesita tal acción (el multifilamento no se estira).

Y vino la arrancada violenta hacia adentro. Ajusté el freno para no forzar tanto la pesca y apliqué los conocimientos de pesca con mosca, en el sentido de no perder el control, dejando que el pez sacara la línea que quisiera igual que un volantín, sin perder la tensión.

Después de varias arrancadas, en las que el freno del Ambassadeur 6500 llegaba a zumbar, pude aproximarlo un poco a la ola. Nunca asomó a la superficie, de modo que si bien sabía que era más grande que los que había sacado antes, tampoco me hacía muchas ilusiones, ya que la corriente suele distorsionar el efecto tamaño.

Así las cosas, montado en una ola llegó a la orilla, pero al acercarme volvió a arrancar y le di línea manteniéndola tensa. Después de unos 10 minutos creo, logré acercarlo a la orilla. Medía unos 58 cm y se notaba robusto y bien alimentado; le calculé unos 3 Kg. Se había tragado la carnada hasta atrás Nicolás…

Lo retraté junto a la caña para la posteridad



Y me quedé contemplándolo. Por el tamaño,era un especímen de entre 3 y 4 años, de un color extrañamente pálido, seguramente vivía en un fondo arenoso en el tono. Sus ojos tornasolados esta vez no me conmovieron.

Obligado a llevárselo pensé, al tiempo que miraba para todos lados a ver si alguien compartía mi hazaña. No habían ni pájaros en la playa. Parece que andan todos con síndrome de tsunami.



Y ahí me acordé de la foto. ¿quién me sacaría la foto con el lenguado? Me dio lata ir al caserío de la caleta a pedir que alguien me sacara una foto, así que me retiré del estadio, como dicen por ahí cuando alguien mete un golazo.

Decidí entonces sacarme yo mismo la foto. Y como el mecanismo de la cámara no es muy apropiado para un autorretrato, pido las disculpas de rigor por la calidad lograda.

Nunca esperé en una misma jornada de pesca sacar el lenguado más chico de mi vida, junto con el más grande.



Son los contrastes de una salida de pesca que quise compartir con los cibernautas para hacer notar que la pesca, igual que la vida, está llena de detalles y que finalmente la perseverancia se transforma en experiencia.

Experiencia para afrontar nuevos desafíos, ....

experiencia para enfrentar la vida…

Jorge Thomas
Editor
Crónica y Fotos

martes, 16 de marzo de 2010

PESCANDO LENGUADOS EN LA CORRIENTE


La playa de Caleta Totoral es de aquellas que pasan por calmadas cuando es lo menos que tienen. En efecto, es de aquellas playas en que la pendiente desde la orilla hacia adentro es muy pronunciada. Por esto es que de lejos se ve con una pequeña ola y pasa por tranquila.

No obstante, cuando uno se acerca a la orilla podrá darse cuenta que salvo en el sector Sur, donde domina la arena, el resto presenta una fuerte pendiente. Cuando el mar está bueno, las condiciones de pesca son ideales, buena profundidad, casi toda la playa es un sólo canalón, o a veces hay pozones de orilla muy próximos unos de otros.

Pero cuando hay cambio de marea, prácticamente hay que salir arrancando. En el sector Norte con marea alta y el mar regular, hay que pararse a pescar sobre los montículos de piedra que forma la corriente frente a los pozones. El meterse al agua es un riesgo innecesario.

Como me habían advertido que el mar estaba muy golpeador el día antes, el Sábado 13 de Marzo partí hacia Caleta Totoral no con muchas esperanzas. Los recuerdos de la alerta de tsunami del día 10 de Marzo en Huasco, agregaban una pizca de nerviosismo extra.

Llegué a la playa justo dos horas y media antes de la alta, a priori condición no muy favorable para el lenguado. A medida que se acercaba la alta, el mar se ponía cada vez más golpeador. Partí con equipo mosquero constituido por caña G.Loomis # 8 y línea floating Sage #10, no obstante, la fuerte corriente no dejaba trabajar la línea.

Cambié entonces a línea sinking TS350 y pude obtener un mejor control de lanzamiento y de la recogida. A pesar de ésto, no tuve ninguna tomada, solo falsas picadas de huiros. Como no quise arriesgar a que mi línea se enredara en un huiro XXXL como los que circulaban de Sur a Norte, decidí cambiar a equipo tradicional.

Para pesca tradicional utilizo una caña Berkley Cherrywood, de 2.70 m y carrete Abu Ambassadeur 6500A, con multifilamento de 0.32 mm. Por último, como carnada pejerrey de río en una armada de un solo anzuelo y plomo de 50 gr.

Eran ya las 13:30 horas cuando retomé la pesca, faltando casi cuatro horas para la baja, pero el fanatismo pudo más y me dispusé a lanzar en el sector de piedras más cercano al sur, ya que no se por que motivo, los lenguados en esta playa prefieren la zona de mayor corriente.

El recién salido sol permitía distinguir los sectores de arena, de un marcado verde esmeralda de aquellos más oscuros que albergaban los huiros en el fondo. Traté de dirigir mis lances hacia el límite de la arena y los huiros para después recoger pausadamente aprovechando la fuerte corriente hacia adentro.

Por los pozones existentes, la iluminación y lo revuelto del mar, era claro que tenían que haber lenguados. No obstante, ni una picada, solamente huiros. Eran como las 14 horas cuando sentí una picada y bajé la caña para permitir que el lenguado se tragara el pejerrey, pero un tirón violento interrumpió el conteo.

Al principio me entusiasmé pero al instante me dí cuenta que un enorme huiro se había enredado en la línea, muy cerca de la orilla. Aprovechando una fuerte ola, pude arrastrarlo a la orilla y mientras lo desenredaba, sentí que algo se llevaba la línea hacia adentro. Me apuré en desenredar el lío y empecé a recoger....

Era otro huiro pero más chico, pero igual sentía algo que luchaba.

Al recoger otro poco pude ver el huiro que venía ......

Y un poco más atrás venía un lenguado no menor, de 35 cm. Con la historia del huiro se había tragado el anzuelo hasta los alamitos ....


Bonito lenguado de 35 cm, pescado con pejerrey

Después de la cirugía para sacarle el anzuelo, lo fui a lavar y cooperé, porque con un fuerte salto se despidió con la fuerte resaca.

Me corrí hacia el sur y la corriente y el viento que se asomó, impedían meterse al agua. Como a las 14:40 horas en un pozón de fuerte corriente sentí el fuerte picotón y a pesar que conté, sentía claramente como el lenguado estaba procesando el pejerrey. Lo aguanté un poco y lo clavé.

Me sacó un poco de línea y siguió luchando por unos minutos. Parecía grande por lo que lo aguanté y aproveché la ola para sacarlo a la orilla. Dio buena pelea para ser un lenguado de 42 cm.



Bonito y robusto lenguado, criado en las fuertes correntadas. Midió 42 cm, pero luchó como de 60 cm.


Y cuando le estaba sacando la foto, los ojos que me parecieron amarillos, se desplazaron hacia atrás como mirando la cámara que se acercaba. Puesto que no había observado antes este comportamiento algo me hizo click y como tampoco era grande, lo devolví. Al ponerlo en el agua y soltarle la cola, dio un pequeño salto hacia afuera del agua antes de perderse en mar, cuyo color para el lenguado se transformó en verde esperanza.


Los vivaces y amarillos ojos de este ejemplar, ganaron mi respeto, y su libertad.


Devolviéndome hacia el Sur, enganché otros dos lenguados más, como de 30 cm, que gustosos se fueron de vuelta al agua.

En total, pesqué cuatro lenguados aunque el último salió a las 16:30 horas, justo en la baja. Teóricamente era la mejor hora para seguir pescando, pero el viento y la fuerte corriente no opinaban lo mismo.

Finalmente casi por reflejo tiré una vez más y recogí rápidamente. Y ahí me dí cuenta que las capturas habían sido cinco ....



En efecto, enganchado en la carnada venía un pequeñín que no se que era exactamente, pero parece un tomollo, de unos 4.5 cm de largo.
Como conclusión, después de tantas jornadas de verano sin éxito, parece que lo mejor es pescar sin turistas, y ojalá en vísperas de tsunami, con la playa para uno solo...

Jorge Thomas
Editor
Crónicas y Fotografías



domingo, 7 de marzo de 2010

PESCANDO LENGUADOS : ¿CON BAJA O CON ALTA?

Foto de primer plano de lenguado. Mirados de cerca, sus inquietantes ojos parecen pedir una explicación....


Siempre ha sido una eterna discusión aquellas de si se debe pescar el lenguado con marea baja, o con con marea alta.

Con ese tema en la mente he enfrentado la pesca en cada una de mis salidas, siempre buscando la bajamar (o baja como le decimos por acá).

El Sábado 06 de Marzo la Tabla de Mareas indicaba que la baja sería como a las 10:20 horas, por lo que ya a las 8:00 horas estaba instalado en Caleta Pajonales.

Partí pescando con mosca en la playa, pero las inusualmente grandes olas me hicieron desplazar hasta las rocas del sector Sur, donde estuve mosqueando hasta cerca de las 10:00 horas. Posteriormente, cambié de técnica e intenté con pesca tradicional hasta cerca de las 13:00 horas. Y a pesar que exploré cada rincón de la playa, no pasó nada.

Igual quería explorar el sector Norte pero la llegada de una camioneta con surfistas...si, con surfistas, ......me devolvió a la realidad. El mar no estaba para la pesca. Al menos, no para la pesca de orilla.

Emprendí el regreso al sur con la idea de pasar por Baratillo, o por Agua de Luna, pero a pocos kilometros mi instinto me llevó a Caleta Totoral. Si bien el último tiempo el mar había estado muy movido por estos lados, al llegar a la orilla, el mar me pareció apropiado.

Lo malo, era la hora; las 13:30 horas marcaban con largueza el término del intervalo de buena pesca; dos horas antes y dos horas después de la marea baja.

El mar estaba inusualmente oscuro, de un color gris. Elegí mi caña mosquera con línea floating y leader sinking y por si acaso, como para practicar más que para pescar, también elegí una mosca nueva. Comencé a castear en el primer montón de piedras enfilando hacia el Norte. Seguí avanzando hacia el Norte y un poco más allá sentí una fuerte tomada, que me hizo reaccionar levantando la caña, pero no enganché nada, a pesar que la mosca elegida tenía doble anzuelo.

Mosca elegida para la ocasión, confeccionada con Marabou rojo en la cola, zonker blanco adelante y flashabou accent. El segundo anzuelo está oculto por el Marabou.

Insistí en el mismo lugar y al cabo de algunos minutos tuve una fuerte enganchada que me hizo pensar que era un lenguado grande. Al recogerlo, pude ver que solamente tenía 35 cm de largo. Lo devolví al agua sin daños. Eran ya las 14:00 horas.
Lenguado de 35 cm, bien alimentado y que dio buena pelea. Se aprecia un cuerpo en forma de rombo.


Volví a lanzar en el mismo sector y una fuerte tomada sacudió la línea. Creí que lo había enganchado bien porque sentí como luchaba. Mantuve tensa la línea, sentí las fuertes sacudidas, pero finalmente lo que haya estado al otro lado de la línea se soltó.

Retrocedí hacia el sur y lancé suavemente, esta vez no tan adentro sino al canalón que se forma por el reventón de la ola. Con sorpresa, unos minutos después enganché otro lenguado de 35 cm, que dio buena pelea y que también fue devuelto al agua.

Posteriormente la pesca se puso floja por lo que decidí cambiar a pesca tradicional, con caña de 2,70 metros, carrete rotativo Ambassadeur 6.500, e hilo trensado de 0,32 mm.

Con pejerreyes importados de la V Región, comencé en el mismo sector donde había dejado la pesca. Después de algunos lanzamientos sentí que algo se colgó de la armada por lo que comencé el habitual conteó y bajé la puntera de la caña. Tensé la línea y clavé. Al otro lado de la línea sentí claramente la lucha de un lenguado, que al traer a la orilla pude ver era de similar tamaño a los anteriores, y que también fue devuelto al mar.

Un cuarto lenguado en el mismo sector, sacado a las 16:30 horas, casi en la hora de la marea alta, me sirvió para marcar el término de la pesca, porque después, no pasó nada.


Lenguado de 35 cm sacado con pejerrey. Se aprecia un cuerpo más bien en forma de elipse.
Volvió a mi mente entonces la eterna discusión de si para la pesca del lenguado es mejor la baja que la alta. El resultado personal obtenido en esta salida demostraría que no es cierta aquella premisa que en la marea baja estará la mejor pesca. Pero habría que haber estado en esta misma playa para haber sabido que pasaba más temprano.

Para zanjar esta discusión, me parece que lo correcto es pensar como lenguado : un lenguado cuando llega a una playa no circula como lo hacen otros peces. Este busca el mejor lugar, que ojalá sea profundo, con el agua no muy clara y por el que circule su alimento preferido, los pejerreyes, o pequeños alevines de jurel, o sierra. Ahí se establecerá y permanecerá en la medida que se satisfagan sus expectativas, es decir, que esté protegido y que se alimente bien. Como en toda condición, deberá competir con otros de su especie por la mejor ubicación y ésta la ocuparán los ejemplares más grandes. Es por esto que los ejemplares menores son más voraces, porque están ubicados en los lugares menos protegidos y toman cuando pueden, todo lo que pueden.

Con la marea baja, los pozones más protegidos y profundos, siguen siendo apropiados y tal vez mejores para el lenguado, ya que presentarán menor cantidad de agua y una mejor visibilidad, pero igual obligarán al lenguado que se quede en éstos a no desplazarse. Por el contrario, los pozones más cerca de la orilla quedarán demasiado expuestos y no presentarán una buena alternativa, por lo que los lenguados en éstos deberán desplazarse hacia adentro.

Luego, a pesar de existir en marea baja menos lugares con lenguados, los que existan presentarán una buena oferta. Lenguados más grandes estacionados, con buena visión y con la tranquilidad de sentirse protegidos. Si alguien tiene la suerte de lanzar a estos pozones, la captura será muy buena.

Como conclusión personal entonces, en adelante no voy a dejar de buscar lenguados en baja, ni en alta, ni tampoco entre baja y alta.

¡Prácticamente, habrá que buscarlos en cualquier condición!....

Textos y fotografías
Jorge Thomas
Editor