Como muchos deben saber, a las corvinas les gusta el mar más bien revuelto, con bastante oleaje. Los pescadores buscamos la picada en algún correntón espumoso que nos permita el engaño.
En la zona central, la pesca de corvinas fue bastante esquiva para la mayoría de los fanáticos que conozco, por lo que los resultados de cada salida, si no era un paseo, no pasaba más allá de dos piezas de uno, o dos Kilos como máximo, y esto desanima a la mayoría
Con toda esta mochila de malas experiencias, decidí enfrentar una vez más el mar. Era uno de esos días de verano, en que las playas están repletas de pescadores domingueros y bañistas. Después de verificar por internet las condiciones del mar, tomé una decisión nada fácil: salir tras las corvinas con el mar muy calmo, con el agua clarísima y olas apenas de 5 pies (1,50 m). Todos estos antecedentes hacían aún más difícil la tarea propuesta para el señuelo artificial elegido.
No obstante, el instinto pudo más y partí rumbo a Pichicuy, ubicada a unos 170 kilómetros al norte de Santiago; una hermosa playa de arenas claras y famosa para la pesca de corvinas.
Por suerte, al llegar a la distancia se veían algunas olas y un hermoso pozo hacia la parte sur, estimulante para cualquier pescador que lo viera desde la carretera.
Playa de Pichicuy, vista desde la carretera
La marea alta estaba señalada para las 14 horas y tomé la decisión de irme temprano. Antes de las 9 hrs ya estaba dando caña, porque según mi experiencia no solamente cuando sube la marea entran a la playa las corvinas, sino que he visto algunas más bien flojitas, que no gustan de los correntones, ni de los azotes del repunte de llena y se quedan por ahí donde la profundidad les permita evolucionar de lado a lado y de vez en cuando alcanzar algún bocado de pulga del fondo. Por este motivo, quise innovar con esta modalidad de pesca a fondo con un artificial llamada plumero (jig, en inglés) con un peso de 1,5 oz. (45 grs), el que se recoge con tirones y recogida para darle vida y provocar el ataque.
Una vista más cercana de la Playa de Pichicuy
Fui recorriendo los pozos uno a uno en forma sistemática, analizando la corriente para saber hacia donde iría a parar la comida, y en este pozo en el lado sur, la corriente desplazaba el señuelo al centro del pozo. Recojo rápidamente y me imagino que la corvina está esperando al otro lado contra la corriente.
Sigo intentando y como a las 10:15 hrs coloco mi señuelo justo ahí entre las dos olas; dos golpes de puntera para hacerlo nadar y un golpe al señuelo como ataque, luego otro golpe de puntera y un trancazo feroz que dobla la caña y deja sonando la chicharra del carrete, mientras miro impresionado como salen los primeros 100 metros de multifilamento y la corvina se queda en el correntón detrás de las olas sin poderla acercar.
Un rato después logro acercarla, sin embargo una segunda carrera la hace perderse nuevamente detrás de las olas. Unos minutos de pelea y rendida sale a flote entre las olas, al verla, mi sorpresa fue tan grande como la captura. La acerqué con cuidado a la orilla y la levanté discretamente para que los demás pescadores no se dieran cuenta y la llevé al cooler.
Extraordinaria corvina de 8,750 Kg, pescada con equipo liviano y señuelo "jig"
La pesca ya estaba hecha, así que enfilé rápidamente a Papudo para llegar al almuerzo de domingo junto a mi familia.
Lo más increíble de esta aventura fue haber confiado en un señuelo que había usado muy poco aunque me había dado unos tres lenguados de hasta kilo y medio, no lo había mojado nunca buscando corvinas; además, en varias oportunidades se lo había prestado a mis amigos y ni siquiera lo habían mojado. Pese a mi práctica de años, esto me ha dado una nueva y buena lección en lo referente a la confianza que debemos tener en nuestro equipo y señuelo para poder vencer los paradigmas de nuestro hábito ante la adopción de nuevas técnicas.
Acercamiento a la corvina y detalle del señuelo utilizado.
Señuelo "Holographic Bucktail Jig"
La pesca de la corvina produce las mayores satisfacciones así como las más grandes derrotas. La picada violenta de este pez y sus escapadas que parecen interminables, a veces las logramos en sectores de tan sólo 30 cm. de agua; otras veces lanzamos ahí donde nos tinca y podemos hacer una gran captura. Pero la búsqueda y su captura no es para cualquiera; todas son el resultado de largas jornadas de pesca, cientos de kilómetros en carretera, miles de lanzamientos de nuestro señuelo sin perder el aliento ni el entusiasmo y muchas salidas de pesca en que ni siquiera las corvinas andan por la costa.
La lectura del agua en el mar, imaginar el fondo y dónde se encuentran estos peces son el resultado de años de práctica, con muchas derrotas, pero también con golpes de suerte en el momento menos pensado.
Buena suerte amigos,
Waldemar Jacobsen
Nota del Editor :
Este artículo ha sido escrito por nuestro amigo Waldemar Jacobsen y retrata en forma extraordinaria la pasión de la pesca de corvina con señuelos innovadores y equipo liviano.
El señuelo utilizado es el "Holographic Bucktail Jig" y más que un señuelo clásico de mar, está mas cerca de una mosca de mar. Está construido en base a un cuerpo que le otorga el peso y a una densa cola de pelos de ciervo adornada con fibras de material holográfico. De acuerdo a indicaciones de Waldemar, el mejor color del señuelo es amarillo y blanco.