El día Viernes 19 de Marzo en Huasco el mar estaba tranquilo, pero siempre cabe la posibilidad que se descomponga al día siguiente.
Con esa posibilidad rondando, no quedaban muchas alternativas. Por lo mismo, el Sábado 20 decidí ir a Caleta Totoral. La baja estaba prevista para las 7:00 hrs, cita imposible de cumplir. Como mucho podría estar en el agua pasadas las 8 de la madrugada.
Me preparé días antes consiguiéndome pejerreyes, pero sin renunciar a pescar con mosca. Como ninguna salida solitaria anterior, hace días me preguntaba ¿y dónde estarán los lenguados grandes?, porque si bien es entretenido pescar aunque sean chicos, un lenguado grande y luchador aporta la adrenalina que un pescador necesita para vencer el sacrificio de madrugar.
Con esa posibilidad rondando, no quedaban muchas alternativas. Por lo mismo, el Sábado 20 decidí ir a Caleta Totoral. La baja estaba prevista para las 7:00 hrs, cita imposible de cumplir. Como mucho podría estar en el agua pasadas las 8 de la madrugada.
Me preparé días antes consiguiéndome pejerreyes, pero sin renunciar a pescar con mosca. Como ninguna salida solitaria anterior, hace días me preguntaba ¿y dónde estarán los lenguados grandes?, porque si bien es entretenido pescar aunque sean chicos, un lenguado grande y luchador aporta la adrenalina que un pescador necesita para vencer el sacrificio de madrugar.
¿Y quién me saca la foto si pesco algo grande?, me preguntaba. Y yo mismo me contestaba que esa posibilidad no se daba hace mucho, y no tenía por qué darse ahora. y si pasaba, seguramente preguntaría ..¿y dónde está el fotógrafo?
A las 8 de la madrugada estaba en Caleta Totoral. Otra vez tenía la playa para mí solo. El mar no estaba muy tranquilo y decidí una vez más partir con mosca. Para esto elegí el siguiente equipo :
Caña mosquera G.Loomis Nativerun 8WT GLX, de 9’
Carrete Fin-Nor N°2
Línea mosquera Teeny TS 350, con leader de 0,40 mm.
Mosca con 2 anzuelos en tándem, diseñada por mí y que imita una sardina
A las 8 de la madrugada estaba en Caleta Totoral. Otra vez tenía la playa para mí solo. El mar no estaba muy tranquilo y decidí una vez más partir con mosca. Para esto elegí el siguiente equipo :
Caña mosquera G.Loomis Nativerun 8WT GLX, de 9’
Carrete Fin-Nor N°2
Línea mosquera Teeny TS 350, con leader de 0,40 mm.
Mosca con 2 anzuelos en tándem, diseñada por mí y que imita una sardina
Exploré toda la playa hasta donde era posible, ya que el sector de más al Norte para variar estaba muy peligroso. Recorrí varias veces los pozones hasta que como a las 9:30 hrs logré enganchar un lenguado, que dio batalla como si fuera grande. Igual lo trabajé un poco y con ayuda de la ola lo saqué a tierra para la tradicional foto. Era un sano y robusto lenguado, que la luchó como adulto a pesar de no medir más de 35 cm y que fue devuelto al mar.
Y en este punto quiero hacer una reflexión: La pesca con mosca en el mar tiene serias limitaciones, sobre todo si no te puedes meter al agua, o no tienes una línea más apropiada como son las Shooting Tapers. Pero por otro lado, a diferencia de la pesca tradicional, por más pequeño que sea el lenguado, siempre será posible sentir la tomada de la mosca y la lucha será directa, ya que el carrete no cumple una gran función más que almacenar la línea. En la pesca con mosca no existen las dudas ¿será un lenguado, o será que pasé a llevar un huiro?. Aquí se siente cualquier picada, por muy sutil que sea, ya que no hay interferencias.
Entre el pescador y el pez, solo existe la línea.
Y es por esto que siempre busco primero con mosca y después, si el mar se pone malo, sigo con equipo tradicional, ya que con equipo mosquero será imposible lanzar tan lejos como se requiere.
Pasaron las horas y llegadas las 10:30 hrs el mar estaba tan golpeador que los lenguados debieran haberse corrido más adentro, donde no los golpearan las piedras que arrastraba la corriente. A todo esto, ya habían pasado 3 horas y media después de la baja. Por esto, decidí cambiar a mi fiel equipo de mar :
Caña Berkley Graphite Cherrywood, de 9’
Carrete rotativo Ambassadeur 6500A
Hilo multifilamento Sufix, de 0,32 mm
Armada de 0,50mm, de 1 pejerrey, con plomada de 50 gr
Recorrí varias veces la playa llegando hasta el final. Al igual que la semana pasada, a medida que se acercaba la marea alta, el mar se ponía cada vez más hostil.
Recién a las 12 hrs enganché mi primer lenguado con carnada. La captura la logré lanzando lo más lejos posible, montado en los montículos de piedra formados por la fuerte correntada y recogiendo a velocidad moderada, aprovechando la corriente en contra. Era tan fuerte la corriente que se sentía como un picotón, pero en realidad era la corriente inversa previa a la formación de una gran ola.
Con este escenario, la cantidad de picadas falsas fue muy grande, hasta que logré dar con un pozón en que un lenguado fue a cazar mi carnada y casi no fue necesario contar, ya que arrancó inmediatamente. Igual lo esperé unos segundos y después lo clavé. Dio una bonita lucha. Era como de 30 cm, posó para la posteridad y se devolvió para la casa.
Donde hay uno, hay dos, como dice Patricio Cortés-Monroy así que lancé donde mismo y saqué otro lenguado del mismo porte y como era amigo del anterior, también lo mandé para la casa. Ya eran las 12:10 hrs.
Me corrí más hacia el sur y lancé nuevamente; el reloj marcaba las 12:30 hrs. Muy cerca de la orilla, en un profundo pozón sentí un picotón y después unos pequeños tirones, seguidos de calma. Le dí un poco de tiempo y clavé. Sentí inmediatamente la pequeña lucha de un lenguado menor.
Pero la verdad, nunca pensé que fuera tan menor. Le saqué una foto posando al lado de mi mano. El lenguadito, que apenas sostenía el anzuelo en el labio, midió 17 cm. Después de la foto oficial, lo mandé para la casa por agrandado.
A las 12:40 hrs enganché otro, que picó sutilmente, colgándose de la armada y procesando el pejerrey con toda calma. Esperé unos segundos y le mandé la clavada. Un lenguado al otro lado se retorcía buscando su libertad. Tenía como 35 cm, pero no dio mucha batalla. Después de un rato y previa fotografía de rigor, lo mandé para la casa por fome.
La pleamar era a las 13:25 hrs, por lo que el mar estaba cada vez más agitado.
Hice una pausa y me senté entre las piedras a descansar. El mar estaba tan malo que no valía la pena insistir. Además el viento empezaba a asomar. Descansé algunos minutos y aproveché de cambiar la armada poniendo un anzuelo un poco más grande y un pejerrey de mar, sin cabeza y sin guata, que embarrilé minuciosamente con elástico rojo en el símil de cabeza. Mientras lo hacía, volvía a pensar ¿dónde estarán los lenguados grandes? ¿será que hay que meterse en bote y pescarlos en la zona anterior a donde se forman las olas?
Y en esa disquisición me encontraba cuando inesperadamente se produjo un instante de calma que me hizo parar como un resorte, meterme al agua y lanzar lo más lejos que pude, para luego salir arrancando de la ola que se aproximaba amenazante, como un tsunami....
Logré subir gateando a uno de los tantos montículos de piedra y empecé a recoger, y transcurrido unos segundos sentí como una succión de la línea. Me tomé el tiempo y solté el freno, bajando la puntera de la caña.
Al cabo de un instante, con la mano tensé levemente la línea hasta sentir unos tiritones al otro lado. Le di un poquito más de tiempo y empecé a recoger con la mano hasta sentir la tensión de la línea. Seguían los tiritones pero eran bastante fuertes. Seguí con la línea levemente tensa hasta que sentí que el lenguado arrancaba unos metros hacia adentro y luego otros metros más. Le di toda la línea que me pidió y volví a tensar con la mano, para después reponer el freno y tensar.
Pegué entonces la clavada violenta, olvidando que el multifilamento no tiene memoria y no necesita tal acción (el multifilamento no se estira).
Y vino la arrancada violenta hacia adentro. Ajusté el freno para no forzar tanto la pesca y apliqué los conocimientos de pesca con mosca, en el sentido de no perder el control, dejando que el pez sacara la línea que quisiera igual que un volantín, sin perder la tensión.
Después de varias arrancadas, en las que el freno del Ambassadeur 6500 llegaba a zumbar, pude aproximarlo un poco a la ola. Nunca asomó a la superficie, de modo que si bien sabía que era más grande que los que había sacado antes, tampoco me hacía muchas ilusiones, ya que la corriente suele distorsionar el efecto tamaño.
Así las cosas, montado en una ola llegó a la orilla, pero al acercarme volvió a arrancar y le di línea manteniéndola tensa. Después de unos 10 minutos creo, logré acercarlo a la orilla. Medía unos 58 cm y se notaba robusto y bien alimentado; le calculé unos 3 Kg. Se había tragado la carnada hasta atrás Nicolás…
Lo retraté junto a la caña para la posteridad
Y me quedé contemplándolo. Por el tamaño,era un especímen de entre 3 y 4 años, de un color extrañamente pálido, seguramente vivía en un fondo arenoso en el tono. Sus ojos tornasolados esta vez no me conmovieron.
Obligado a llevárselo pensé, al tiempo que miraba para todos lados a ver si alguien compartía mi hazaña. No habían ni pájaros en la playa. Parece que andan todos con síndrome de tsunami.
Y ahí me acordé de la foto. ¿quién me sacaría la foto con el lenguado? Me dio lata ir al caserío de la caleta a pedir que alguien me sacara una foto, así que me retiré del estadio, como dicen por ahí cuando alguien mete un golazo.
Decidí entonces sacarme yo mismo la foto. Y como el mecanismo de la cámara no es muy apropiado para un autorretrato, pido las disculpas de rigor por la calidad lograda.
Nunca esperé en una misma jornada de pesca sacar el lenguado más chico de mi vida, junto con el más grande.
Son los contrastes de una salida de pesca que quise compartir con los cibernautas para hacer notar que la pesca, igual que la vida, está llena de detalles y que finalmente la perseverancia se transforma en experiencia.
Experiencia para afrontar nuevos desafíos, ....
experiencia para enfrentar la vida…
Jorge Thomas
Editor
Crónica y Fotos