domingo, 16 de diciembre de 2007

CUANDO TODO LO QUE PUEDE SALIR MAL, SALE MAL

Habíamos preparado la salida de pesca para el día Sábado 15 de Diciembre a una playa que nos habían contado era muy buena , pero quedaba lejos, el camino era malo y por último, había que caminar mucho.

El día Viernes 14, mi amigo José me avisó que no podría ir conmigo por un problema familiar. Puesto que era él quien sabía de como llegar y otros detalles, me vi enfrentado a cambiar el destino de viaje a otro lugar conocido, o bien partir a la aventura.

Recordé que en dos ocasiones anteriores fui a pescar a la playa La Laguna (Totoral), distante 75 Km de Huasco al Norte, y en ambas ocasiones, a pesar de la lejanía, me encontré con un ejército de pescadores. Este pensamiento rondó por mi cabeza un buen rato. Finalmente, primó el espíritu de aventura y decidí partir al día siguiente a Playa Los Bronces, ubicada a 30 Km al Sur de Huasco.

Puesto que la bajamar estaría a las 9:30 horas, decidí partir temprano y aprovechar el repunte de baja, que siempre me ha dado satisfacciones para el lenguado.

El día Sábado, desperté a las 7 de la mañana, tarde para la hora que quería salir. Partimos mal el día pensé, parece que va a ser de aquellos días en que todo parece salir mal.

Yo soy de aquellos que cuando sale a pescar, sale por todo el día, de modo que igual partí relajado, pensando que mi oportunidad estaría a partir de 3 horas antes de la pleamar, que era a las 15:30 horas.

Pasado Freirina y antes de llegar a Huasco Bajo, hay una indicación ue señala el camino a Los Bronces. Se trata de un camino de tierra cuyos primeros 15 Km son regulares a malos y con señalización caminera. No obstante, después el camino deja de tener señalización y las curvas, ancho del camino y visibilidad de las subidas, está absolutamente fuera de norma. El sector más alto del camino es muy malo, con rocas que asoman y que un vehículo normal probablemente no podrá sortear. Pasado este tramo, el camino se ensancha y pasa a ser comparable con la ruta costera (al Norte de Huasco). Sin embargo, un poco más adelante y hasta llegar a Los Bronces, el camino vuelve a ser malo.

Llegué al caserío de Los Bronces a las 9:30 horas, ubicado en una vasta extensión de borde rocoso y traté de encontrar el acceso a la Playa Los Bronces, encontrando solamente una huella que subía por las dunas.

Al devolverme al caserío, conversé con una persona que me dijo que parece que al Sur había una playa, que no conocía y que se podía llegar solamente en doble tracción. Al Norte me dijo, está la Playa Tontonado y después de esa hacia el Norte la PLaya Aguada de Tongoy, pero que había que entrar devolviéndose por el camino de afuera.

Finalmente, decidí partir a la Playa Tontonado. Pregunté si había camino y me dijeron que si, sin más comentario, por lo que partí en la camioneta Chevrolet DMax tracción simple y avancé por un camino pedregoso, con sectores algo blandos. De pronto, me ví enterrado hasta las masas en un arenal que a simple vista no era tal. Estuve como 45 minutos tratando de salir, hasta que decidí a ir a buscar rescate. Mientras caminaba los 2 Km que distaba al poblado, pensaba que efectivamente, era de aquellos días en los que todo lo que puede salir mal, sale mal.

Más adelante, encontré a dos personas trabajando en las algas y les pedí que me rescataran. Al cabo de un tiempo me llevaron en un camión 3/4 y después de varios intentos pude safarme. No obstante, tuvieron que remolcarme más de 150 metros del lugar donde quedé atrapado. Analizando la situación, me di cuenta que gran parte del camino era un gran arenal y que había sectores en los que se habían colocado piedras para hacerlo más transitable.

Dejé la camioneta enfilada hacia el lado sur, para asegurar en la tarde una salida sin quedarme pegado, y me dispuse a poner el wader y armar la caña. Miré la hora y ya eran las 12 horas. Al mirar lo golpeador que estaba el mar pensé nuevamente que parece que era un mal día.

En vista de todos los problemas, partí intentando en la Playa Tontonado pero, a pesar que no había viento, el mar seguía muy malo. Inicié los lances con la armada "changuera", de 30 gramos y pejerrey de mar. No pasó nada.

Entonces, me vi enfrentado a devolverme caminando, tomar la camioneta , e intentar llegar por fuera a la playa Aguada de Tongoy, o bien, continuar con la aventura y seguir a pie hasta esta playa. Como ya estaba en ésto, no me podía ir más mal, así que segui caminando hasta que se terminó la playa Tontonado y subí por una huella de arena hasta llegar a un alto, desde el cual por fin pude divisar una playa que prometía.


Playa Aguada de Tongoy, vista desde el extremo sur.



Al llegar a la playa sin embargo, me dí cuenta que el mar estaba tan malo que no se podían detectar los pozones, puesto que las olas eran muy grandes y no tenían un período fijo. Esto provocaba que de repente el mar se recogía y después reventaba con fuerza, para después continuar con otro tipo de olas. En resumen, había un desorden de olas que finalmente se traducía en una fuerte turbulencia.

Seguí lanzando, pero tuve que cambiar a una armada normal, con 50 gramos, para luchar con la corriente. Seguí intentando hasta que llegué al final de la playa y como no pasó nada, saqué algunas fotos, comí algo y seguí meditando aquello de que era un mal día. En fin, ya habían pasado dos horas de la pleamar así que me dispuse a devolverme. En eso estaba cuando me di cuenta que el mar a pesar de seguir con olas muy grandes, estas tenían un período fijo. Es decir, existía un ritmo constante de reventones y resacas, dejando un sector de pozones claramente visible.

Fue entonces que en unas de las tantas resacas, divisé a corvinas "coleando" y no cambié a "Rapala" como otras veces, sino que seguí con pejerrey. No pasó nada en ese lugar, cosa que no me exrañó puesto que nunca antes había sacado una corvina con pejerrey, así que seguí avanzando hacia el sur y más o menos al centro de la playa lancé una vez más, buscando un lenguado. Recogí la línea hasta tensar, cuando en eso sentí un fuerte tirón y una cargada, y enseguida me empezaron a sacar línea.

Un lenguado pensé, ya que se fue hacia adentro y se quedó estacionado. Traté de recoger línea pero no pude enrrollar nada ya que era como estar atrapado en una roca. Esperé unos segundos cuando esta vez sentí una corrida hacia la izquierda y ahí supe que era una corvina. Posteriormente sentí una corrida a la derecha, y otra nuevamente hacia adentro. Con un poco de paciencia y aprovechando la corriente hacia afuera, fui recuperando y perdiendo línea sucesivamente, hasta divisar la aleta dorsal y la cola de un pez que asomaba entre las olas. Efectivamente,..... ¡era una corvina!

Finalmente, después de media hora de trabajo, y ayudado por una gran ola, pude sacar la corvina a la playa. Midió 70 cm y llegó casi sin vida. Perfectamente se pudo soltar, ya que venía enganchada por el costado derecho de la boca, en una zona blanda.

Corvina de 70 cm y 5.5 Kg, sacada con caña Exquisite Graphite MMC 902 de 2.70 m, carrete Quantum SLC5 , línea Damyl 0.35 y anzuelo Mustad #7 pata larga

Detalle de como venía enganchada la corvina


Puesto que normalmente, yo suelto lo que pesco, la llevé al agua para oxigenarla, pero no reaccionó, así que tuve que llevármela.

Al final, caminé como 3,5 Km con la corvina de 5.5 Kg asi que llegué muerto. En el camino, el fanático hice un descanso y enganche un lenguadito de 35 cm., que esta vez si devolví sano.

Entonces, emprendí el regreso, demorándome una hora hasta llegar a la camioneta. En el camino me fui meditando que este día en el que todo lo que podía salir mal, salió mal. Bueno, casi todo.....


Yo y la corvina




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