lunes, 30 de junio de 2008

EL HOMBRE DE LOS CONCHALES


En artículos anteriores hemos tratado el tema del poblamiento de América (http://clubdepescapiranhas.blogspot.com/2008/02/origen-de-los-primeros-habitantes-de.html) y del asentamiento de los primeros habitantes de la costa chilena (http://clubdepescapiranhas.blogspot.com/2008/02/los-primeros-pescadores-de-chile.html).

En primer lugar, cabe hacer la aclaración que a pesar que los habitantes de la costa que se dedicaban principalmente a la pesca fueron denominados genéricamente como Changos, en realidad pertenecieron a diferentes etnias, que aprovecharon los recursos marinos mediante el desarrollo de tecnología específica. De hecho la denominación Chango significa "hombre de los conchales" y reúne a todas aquellas comunidades que apilaban los desechos en un lugar específico.

Por otro lado, a diferencia de otras regiones, como las Primera y Segunda por el Norte, y las Séptima, Octava y Décima por el Sur, en la zona de Huasco no existe un programa de investigación arqueológica. Siendo esta una zona muy rica en sitios arqueológicos costeros, tal acción se traduce en la proliferación de personas que explotan económicamente los hallazgos personales, con el consecuente daño al patrimonio histórico.

En la zona de Huasco, los Changos se dedicaban principalmente a la pesca de orilla, la recolección de mariscos y también a la caza del Guanaco. Esta afirmación puede hacerse a partir de los testimonios arqueológicos encontrados en la zona, como anzuelos, puntas de flecha y herramientas de hueso.

Recientemente, he tenido acceso a elementos que reflejan el grado de tecnología alcanzado por los Changos. Dada la abundancia de puntas de flecha construidas a partir del manejo de rocas con herramientas para producir cantos filosos, junto a anzuelos y “plomadas”, reflejan que los primeros habitantes aprovechaban tanto la riqueza marina, como la presencia de guanacos que circulaban por las quebradas.

Como testimonio del grado tecnológico alcanzado por los Changos en el ámbito de la pesca, destacan dos armadas de pesca constituidas por anzuelos de cobre nativo y plomadas de roca, sorprendentemente parecidas a las que utilizamos hoy.

Armadas de pesca constituidas por anzuelos de cobre nativo trabajado y plomadas de roca labrada.

Detalle de plomada, fabricada de roca. Nótese el cuello labrado para la amarra.


Anzuelos de concha de Cholga. A la izquierda, proceso de corte. A la derecha, anzuelo terminado.


Cabe destacar también la preciosa gama de puntas de flecha, construidas de basalto, dacitas, e incluso de cuarzo.

Diversos tipo de puntas de flecha. Nótese las dos inferiores, construidas a partir de cuarzo.

En basurales dejados por asentamientos humanos paleolíticos de más al Norte, comúnmente llamados conchales, se han encontrado evidencias de que se alimentaron de corvinas, lenguados, jureles, merluzas y sargos. En mariscos, se han encontrado restos de locos, choritos, almejas y machas. En mamíferos se han encontrado restos de guanacos.

Han pasado miles de años y hoy aprovechamos los mismos recursos naturales que utilizaban los Changos, incluso todavía existen aquellos inescrupulosos que organizan caza de guanacos. La costa chilena tiene que ser demasiado rica, porque ha soportado hasta hoy la presión del hombre, sin cuidar ni proteger nada. Prohibir no significa proteger, si no existe un control asociado a tal prohibición.

Ojalá que alguna autoridad se ilumine y decida preservar la historia primitiva, que permita reconstruir los primeros pasos de aquellos grupos humanos que aprendieron a sobrevivir, desarrollando su propia tecnología para explotar los recursos naturales.

Por último, actualmente se utiliza el término "Chango" en forma despectiva y hasts como insulto. No obstante, si a algún Huasquino le dicen "Chango", seguramente responderá, a mucha honra....

sábado, 21 de junio de 2008

CUANDO LAS CORVINAS NO QUIEREN...

Playa Tontonado, sector denominado "Las Corvinas", una excelente oprtunidad para las "cola amarilla"



A muchos de nosotros nos ha pasado que sobre todo en estos meses de invierno, esperamos que el mar mejore y seguimos esperando, y cuando se nos presenta la oportunidad, emprendemos el rumbo a la Playa, detrás de la especial corvina, o "cola amarilla" como le decimos aquellos que les tenemos un especial aprecio.



En mi caso, el aprecio y la consideración es casi como el que les tengo a las truchas; con la diferencia que a las truchas las devuelvo al río, y con las corvinas, no se puede.

Se presentó la oportunidad el Sábado 14 de Junio pasado, día en que después de unos días muy malos, el mar misteriosamente se arregló. Decidí entonces partir rumbo a Los Bronces, sector que me parece es de lo mejor que existe en Huasco para las corvinas, porque a diferencia de otros lugares, en los que entran y salen, aquí, siempre hay.

Los Bronces, sin embargo, no es muy visitado, básicamente porque el camino es muy malo y porque las playas están abiertas al viento, de modo que un día en que haya un viento moderado en otra playa, aquí será fuerte. Además, si el mar está malo, no hay ninguna otra alternativa que devolverse a Huasco.

No obstante, partí aquel Sábado muy temprano, porque la llena era a las 7 de la mañana. Recorrí los 62 Km desde Huasco en 45 minutos y seguí con la camioneta hasta la Playa Tontonado (o Huevonado, como fue rebatizada recientemente), instalándome en el sector de "las corvinas", una playa de gran pendiente y orilla de bolones, en la que la resaca hace sonar las piedras cuando las arrastra. A pesar que tiene bolones en la orilla, presenta sectores de arena más adentro, aunque tiene mucha traba en el fondo.

He visto sacar en esta playa corvinas con chispa de metal blanco, y con nape. Precisamente cuando llegué, habían tres pescadores de Huasco; el "pestaña", el "pelao" y el Misael, que viven de la pesca. Me contaron que habían llegado el día antes en la tarde y habían acampado en la playa, pescando entre otras una corvina de 10 Kg, una de 8 Kg y varias de entre 2 y 3 Kg. La carnada utilizada fue el nape, que sacaron en Huasco y utilizaron hasta que se les acabó.

Me contaron que la mejor pesca la hicieron en la "piedra del auto", una playa ubicada unos 500 metros al Norte, con orilla de piedras, pero con un gran sector de arena hacia el norte.

Los dejé ahí y con la seguridad que habían corvinas, continué a pata hasta la "piedra del auto", y me ubiqué en el sector con más arena, en un correntón que prometía. Estábamos con el mar bajando cuando al frente mío, divisé una cola, a no más de 5 metros de distancia. Empecé lanzando mi rapala blanca con cabeza roja, seguí con la pejerrey, continué con la sardina y terminé con la amarilla con lomo celeste.

No pasó absolutamente nada. A diferencia de otras veces, en que puede que no anden corvinas, ahora tenía la certeza que si andaban, y circulaban por donde mismo iban dirigidos mis lances. Frustrado por el resultado, decidí lanzar más lejos, por lo que cambié a chispa, tampoco capturando nada. Seguí viendo colas y algunos lomos, pero no hubo caso. Hasta les tiré una mosca de mar por si acaso, pero no...

Entonces, cabe cuestionarse, ¿es la corvina que no quiere, o es el pescador, que no sabe?.

Humildemente, pienso que hay más de lo segundo que de lo primero. Pero, ¿cómo se resuelve el tema?. ¿Qué hay que hacer para convencer a las corvinas para que tomen el señuelo?

Me parece que la respuesta a esa pregunta la da la experiencia.........

................Y espero tenerla pronto.

Mientras tanto, las corvinas pueden tomar vacaciones....